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CRÓNICAS GERMANAS, O LO QUE ES LO MISMO, ALEMANAS


A todos los que os encontráis en tierras lejanas y más cálidas os pondría la música que llevan vuestros hijos en el corazón. Para que la bailarais. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y me alegro de lo ricos que somos, porque imaginaos lo que valen cientos de imágenes y unas cuantas palabras...

Si os hago cerrar a todos los ojos por un instante y pensar en un recuerdo de la infancia o la juventud, seguramente podríamos montar un puzzle de sensaciones. Miles de viajes y experiencias.

Berlín es tal y como la había soñado. Ni más ni menos. Es gris. Como la ceniza. Es fría. Como el acero de las armas. Y es bidimensional. La noto plana y cuadriculada. Pero no podía ser de otra manera.
Extensos llanos. Llenos de escarcha. Enjutos y larguiruchos árboles calvos extienden sus nudosas manos al cielo. Son ejércitos. Soldados de hombres y mujeres clamando, bien ordenaditos, ¡que se rompan las murallas! . Que cesen de caer esas lágrimas desde lo alto. Lágrimas de agua salada.

Día 1: Alta concentración de frío

Nuestro primer día de viaje estuvo marcado por la palabra “concentración”. Reunidos todos, cual jugadores de un gran equipo de fútbol, en la ciudad de Berlín, para más señas en el hotel Etap, y con una fina nieve cayendo tímida sobre nuestras cabecitas, nos dirigimos al campo de trabajo de Sachsehausen. Partido de ida. Jugamos fuera. ¡Hay que ganar!
Para empezar una aventura hace falta que los viajantes concentren todas sus fuerzas en lo que van a visitar, en lo que va a pasar. Un comienzo así requería de todos nuestros sentidos.
Si ya es aterradora la idea de pisar un lugar en el que han sufrido tantas personas inocentes, imaginadnos en el campo de juego, en el césped, con nuestros equipos de invierno, con las botas puestas y dispuestos a mover con gracia el balón, a chutar fuerte y a marcar gol.
Nuestro contrincante no es de carne y hueso. Tenemos que jugar contra el odio y la barbarie, contra la guerra y la violencia. Nos hemos estado preparando. Tenemos la ilusión en el rostro. ¡Concentración!. No tenemos la climatología de nuestro lado. El campo está resbaladizo. ¡Dios!.
Como no jugamos en casa, puede que nos cueste mover el balón. Conforme avanza el encuentro, nuestros jugadores van cogiendo confianza. Los únicos disparos que ahora se oyen son los de las cámaras automáticas de repetición, los de los balones de risas entrando en las porterías contrarias, los ohhh de admiración.
Se acaban los 90 minutos y conseguimos ganar el encuentro, aunque acabamos exhaustos y helados. ¿Se puede jugar un partido de fútbol con traje de neopreno?

Habíamos ganado una batalla, pero todo el mundo sabe, que la copa es para quien llega a buen puerto al final…


Segundo día: Sans souci, es decir, sin problemas.

Que todo el mundo quiere vivir sin problemas, como reyes, es algo de todos sabido. La segunda jornada de la competición no tenía que dar ninguna complicación. El equipo contrario era inferior a nosotros en lo que a juego se refiere. Las temperaturas habían bajado en la ciudad. Nosotros, que no habíamos traído trajes de neopreno, pero sí camisetas térmicas, nos abrigamos para la ocasión. El partido fue mucho más relajado. La primera parte fue la visita a Postdam: El palacio de verano del rey Federico de Prusia nos transportó a un mundo opuesto al del día anterior. Hay que saber comparar. Y la segunda parte fue genial. Traspasamos la más bella portería de la ciudad de Berlín: La puerta de Brandemburgo. Y nos hicimos fotos. Y bailamos sobre las líneas blancas divisorias del Checkpoint Charlie. Y asaltamos, y tocamos, y rompimos el muro de Berlín. Segunda victoria. ¡Adelante! ¡Ánimo!.

Tercer día: Goleada en la Selva. Los Tarzanes se vienen arriba.

Tercer día. Tercer partido. Y en la Selva. Y seguimos sin trajes de neopreno. Nuestro viaje a Hamburgo duró lo previsto. El equipo parecía haberse relajado. Decidimos saltarnos las normas de la concentración y salimos a dar una vuelta por la nueva ciudad. Casi se nos lleva el viento y la lluvia. El encuentro era en el anfiteatro Flora. No podía llamarse de otra manera. Los tarzanes estuvieron imponentes. Nunca se habían visto tantas lianas en el escenario. Ni tanto ritmo. ¡Qué entradas! Fue todo un espectáculo. Nuestros corazones siempre lo recordarán. Aquel grito: Ah, ah, ah, ahhhhahhhh consiguió de nuevo que el amor, la inteligencia y la humanidad ganasen a la brutalidad de las armas y la irreflexión.

Cuarto día: Las hamburguesas no hablan como saben

Hemos llegado a la final. ¿Qué hay alguien ahí? ¡Que me envíen 43 trajes de neopreno, por favor!. Que nos los pondremos como ropa interior. Sí. Hace mucho frío. Y mis futbolistas están congelados. Hoy hemos comprobado que aquí el tiempo puede variar en un día. Como en la selva. Primero hacía sol. Luego llovía. Más tarde nevaba. Todo cambia, menos el frío. Nuestro patrocinador: Frigoríficos Siemens o Bosch están contentos con las victorias del equipo. Se va a cambiar el eslogan de las camisetas: Frío alemán, alta congelación.
Cuatro partidos ganados, hemos llegado a la final. Será en Copenhague.


Dolors Ponce
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